383 niños con sus madres en prisión en Turquía: Condiciones carcelarias generan impacto negativo en la salud mental y física

La Asociación para la Sociedad Civil en el Sistema Penal ha resaltado las consecuencias adversas, tanto físicas como psicológicas, de las condiciones carcelarias en los niños y sus madres que se encuentran tras las rejas.

En Turquía, existen 405 prisiones, incluyendo 9 destinadas a menores y 19 a mujeres. Según los registros de la última investigación parlamentaria, el número de mujeres encarceladas asciende a 12.000, con 2.600 adolescentes de entre 12 y 18 años, y 383 niños que residen junto a sus madres. Las condiciones dentro de las cárceles están dejando un impacto negativo en la salud mental y física de ambos grupos.

Jiyan Ay, psicóloga y coordinadora del Centro de Apoyo de la Asociación para la Sociedad Civil en el Sistema Penal (CISST, por sus siglas en turco), evaluó la situación de las mujeres y los niños en prisión.

Ay mencionó que, a pesar de la liberación de cerca de 80.000 reclusos mediante un decreto ejecutivo durante el verano, ninguno de ellos era un prisionero político o de conciencia. A pesar de la disminución a 270.000 presos después de las liberaciones, la cifra aumentó nuevamente a 290.000 en pocos meses. Ay anticipó que este número probablemente superaría la capacidad de las prisiones en unos meses.

La psicóloga destacó los problemas enfrentados por las reclusas, especialmente la dificultad para acceder a productos de higiene femenina, obligándolas a fabricar compresas con sábanas según sus necesidades.

En cuanto a los niños que viven con sus madres entre rejas, Ay señaló que las prisiones no ofrecen un entorno psicológico adecuado, careciendo de áreas de recreo y limitando su capacidad de desarrollar la imaginación. La falta de contacto con la naturaleza y la imposibilidad de observar el cielo y los pájaros afectan negativamente al bienestar físico, mental y espiritual de los niños, según estudios citados por la psicóloga.

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