Muaz Türkyılmaz, un empresario de 47 años y ciudadano de Turquía, fue detenido en Panamá hace tres semanas porque se le buscaba por una «Notificación Roja» emitida en Turquía.
Türkyılmaz está acusado de pertenecer al movimiento Gülen. Desde la detención de Türkyılmaz, su familia y los activistas de derechos humanos en Panamá han estado trabajando para impedir su extradición a Turquía.
Su hermano, Usame Türkyılmaz, que vive en Bélgica, pidió a las autoridades panameñas que no extraditaran a su hermano. Destacó que su hermano sería torturado y pasaría años en prisión si fuera devuelto a Turquía.
Delito de hacer una donación
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía ha enumerado tres acusaciones contra Muaz Türkyılmaz en documentos enviados a Panamá: hacer donaciones a Kimse Yok mu, una organización de ayuda humanitaria afiliada al movimiento, tener una cuenta en un banco supuestamente afiliado al movimiento, y descargar ByLock, una aplicación de mensajería similar a WhatsApp.
Unas 30.000 personas han sido arrestadas en Turquía por estas acusaciones. Sin embargo, los abogados de Türkyılmaz apelaron a un tribunal panameño y declararon que las tres acusaciones no son delitos según los principios universales sino cargos políticos falsos y que la demanda de extradición de Turquía era ilegal.
En la petición al tribunal se subrayó que las donaciones a organizaciones de ayuda humanitaria, tener una cuenta en un banco privado y descargar la aplicación ByLock de Google Play no pueden considerarse delitos.
Sin embargo, Turquía ha identificado a los usuarios de la aplicación ByLock y ha iniciado investigaciones al respecto por acusaciones de “pertenencia a una organización terrorista”.
Su hermano fue deportado
Hasta 2017 Muaz y Usame Türkyılmaz trabajaron para una empresa de Arabia Saudita que exportaba dátiles a Turquía. Después de una solicitud de extradición de Turquía, Usame Türkyılmaz y su familia fueron detenidos por la policía saudí y deportados a Turquía en un avión privado enviado desde Turquía.
Usame Türkyılmaz explicó lo que había experimentado en Turquía a Turkish Minute:
Fui arrestado después de ser extraditado a Turquía. Las condiciones de la prisión eran muy malas. Aunque dije que padecía de diabetes, no me pusieron las inyecciones. Había muy poca comida. No se nos permitía comprar agua potable ni siquiera con nuestro propio dinero. Todavía estoy lidiando con los problemas de salud que surgieron mientras estaba encarcelado. Perdí 30 kilos durante mi detención. Todavía tengo cicatrices en mi cuerpo. Aunque han pasado dos años y medio, tengo miedo cuando veo a la policía. Mientras estaba en la cárcel, un jefe de policía detenido murió debido a las condiciones de la prisión, que eran muy malas. Si Panamá envía a mi hermano de vuelta, él experimentará las mismas cosas. Tal vez lo torturen. No puedo predecir cuántos años estará en prisión. No existe un juicio justo en Turquía.”
Usame Türkyılmaz dejó Turquía ilegalmente después de su liberación y ahora es un refugiado en Bruselas.
En aislamiento durante 14 días
Muaz Türkyılmaz fue mantenido en aislamiento como parte de las medidas de COVID-19 después de su arresto. Aunque la Embajada de Turquía ha abogado por la extradición de Türkyılmaz, sus abogados han apelado al tribunal para su liberación.
Más de 100 gülenistas han sido deportados a Turquía
Como resultado de la dura persecución del presidente Recep Tayyip Erdogan contra los gülenistas, más de 100 ciudadanos turcos han sido devueltos a Turquía desde varios países del mundo. La Organización Nacional de Inteligencia de Turquía (MIT) ha transportado a más de 100 gülenistas a Turquía desde países como Kosovo, Moldavia, Arabia Saudita, Pakistán y Somalia. Las deportaciones fueron en general ilegales. Sin embargo, los países europeos y los Estados Unidos se han negado a deportar o extraditar a los gülenistas alegando que las pruebas no son de carácter penal.
Algunos de los gülenistas llevados a Turquía han afirmado que fueron torturados por la MIT. Zabit Kişi y Mesut Kaçmaz, secuestrados en Kazajstán y Pakistán, respectivamente, testificaron ante el tribunal sobre las brutales torturas que sufrieron, como palizas, descargas eléctricas, privación de alimentos, deshidratación, confinamiento en cajas de tortura donde no podían moverse, privación de sueño, exposición a frío o calor extremos y ser colgados de los brazos o las piernas.
Zabit Kişi reveló en la audiencia sus experiencias en el centro de tortura donde permaneció 103 días:
Una vez que llegué allí, me desnudaron. No puedo hablar sobre el acoso y las conversaciones sucias que presencié. Dos personas me agarraron de los brazos y me golpearon contra una especie de pared. Me dieron descargas eléctricas de las cuales a veces aumentaban el voltaje a diferentes partes de mi cuerpo comenzando desde la parte superior. Cuando estaba sentado, giraron la planta de mis pies hacia arriba y me machacaron los dedos uno a uno. Un mes después mis dedos comenzaron a recuperarse y algunas de mis uñas volvieron a crecer. Mientras yo estaba sentado esposado detrás de la espalda, subieron sobre las esposas y presionaron con los pies.
Durante unos días, me costó sostener una cuchara para comer la comida que me dieron. Tuve que tomar pastillas en la cárcel debido a la pérdida de sensibilidad en mis dedos y a daños en los nervios.
Me amenazaron con violarme cuando estaba desnudo y trataron de hacerlo con un objeto duro. Lo repitieron a pesar de mis súplicas.
Mientras estaba sentado, dos personas me abrazaron y me golpearon en la espalda, mis costillas se rompieron. Sufría mucho cada vez que respiraba debido a la presión de las costillas en mi pulmón. Me pidieron que respondiera en voz alta, a pesar de que tenía un saco en la cabeza. Para hacer eso, estaba respirando profunda y rápidamente a través de mi boca y debido a eso experimenté un problema respiratorio y taquicardia.
El equipo de tortura estaba turnando, pero la tortura continuaba.” (TurkishMinute.com)
