Berivan Korkut, miembro de la junta ejecutiva de la Asociación de la Sociedad Civil para los Sistemas de Aplicación de la Ley (CISST), ha dicho que la salud es el tema más crítico en las superpobladas prisiones turcas, según informó el miércoles la agencia de noticias Mezopotamya.
Korkut ha estado recibiendo docenas de cartas de presos que describen las condiciones en la cárcel.
Según un informe enviado por el Ministerio de Justicia al Parlamento turco, al 15 de septiembre de 2018 había 246.426 presos en 449 prisiones con capacidad para 211.274 reclusos. El aumento constante del número de reclusos ha dado lugar a espacios de vida confinados y a una violación exacerbada de los derechos.
“Lleva meses llegar a un hospital. Treinta prisioneros comparten un pabellón de 12 personas. Debido a que las camas son inadecuadas, los detenidos se turnan para dormir. En algunas cárceles, hay camas en el piso frente a la entrada del baño. El hacinamiento es un problema importante para salir a actividades sociales, reunirse con un psicólogo y ejercer sus derechos”, dijo Korkut.
Los detenidos políticos pueden ser transferidos a tres prisiones diferentes en un año, dijo Korkut. Hay familias que viven lejos y tienen un miembro gravemente enfermo, pero esas circunstancias no se tienen en cuenta en los traslados. “Por lo tanto, tanto la familia como el recluso son castigados”, añade Korkut.
Otro problema es la falta de libros. Los libros enviados por las familias de los reclusos no son aceptados por la administración de la mayoría de las prisiones, mientras que también rechazan los libros en idiomas extranjeros debido a la falta de traductores que puedan revisar la compatibilidad de los libros con las normas penitenciarias.
Algunas administraciones penitenciarias se apoderan de los diarios de los reclusos para examinarlos y que se niegan arbitrariamente a transmitir a otras instituciones las peticiones de los reclusos que solicitan sus derechos.
“Se ha publicado un número limitado de noticias sobre abusos de derechos en las cárceles. La gente no está interesada en lo que está sucediendo en las celdas. Algunos dicen: ‘En la cárcel, estas cosas pasan’”, agregó Korkut.
Según los registros oficiales, Turquía ha investigado a más de 600.000 personas acusadas de terrorismo desde un controvertido intento de golpe de Estado en 2016, y las medidas contra los sospechosos de terrorismo se han vuelto más severas. (turkishminute.com)