La persecución del pensamiento crítico en Turquía con una caza de brujas sin precedentes dirigida a profesores, académicos y otros profesionales del sector educativo ha asestado un duro golpe a la libertad de pensamiento en Turquía, según un informe publicado por el Stockholm Center for Freedom (SCF).
El Gobierno turco ha encarcelado a unos 20.000 instructores y ha despedido arbitrariamente a 34.185 maestros de escuelas públicas y a 5.719 académicos, incluidos profesores de universidades estatales, sólo en los últimos dos años. Fueron tildados de “terroristas” y “golpistas” sin ninguna investigación administrativa o judicial efectiva y, como tales, marcados de por vida.
“Este ha sido el ataque más letal contra el pensamiento libre, el enfoque crítico y el pensamiento analítico en Turquía en la historia de la República Turca”, dijo Abdullah Bozkurt, presidente de SCF, un grupo de defensa que hace seguimiento de las violaciones de derechos y libertades en Turquía. “La mentalidad de los talibanes de Afganistán y de Boko Haram de África está muy viva en la Turquía de Erdogan”, añadió.
El gobierno cerró 1.069 escuelas privadas, la mayoría de las cuales eran las escuelas de ciencias de mejor rendimiento del país y estaban afiliadas al movimiento Gülen, y cerró 15 universidades que eran administradas por fundaciones privadas. Como resultado, 2.465 académicos y 54.350 maestros quedaron desempleados al instante. Con el personal de apoyo que trabajó en estas escuelas, el número total de personas que perdieron sus empleos llegó a 65.214. El gobierno también canceló las licencias de 22.474 maestros, lo que les impidió seguir trabajando como maestros en otras instituciones.
En total, 96.719 profesores y académicos fueron expulsados de las instituciones educativas públicas y privadas de Turquía. Esta cifra no incluye el personal de apoyo que fue contratado para dirigir escuelas y universidades con capacidades administrativas y de otro tipo.
La mayoría de las instituciones cerradas se transformaron en escuelas religiosas diseñadas para formar una nueva generación de simpatizantes islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan.
Si se tienen en cuenta todas las instituciones cerradas, la pérdida total de valor, incluidos los bienes inmuebles y los terrenos, es de unos 100.000 millones de dólares, según estimaciones de una fuente. La represión incluyó a estudiantes extranjeros que vinieron a Turquía para estudiar o a estudiantes turcos que fueron enviados al extranjero con becas del gobierno.
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